Florencia no es mi nombre, es el nombre de mi hija. Así de personal es mi marca.
La historia de Florencia comienza con una ilusión, un amor inmenso por la moda que pronto se ve materializado en el 2004.

Empecé hace 19 años, cuando con las ganas de hacer algo propio surgió la idea de las carteras, aunque en ese entonces, eran de tela, telas que yo misma cortaba con la ayuda de la abuela de mi marido.

Mis primeras clientas fueron mis amigas, inspirada en ellas, pude ver lo que cada mujer, mamá, empresaria, trabajadora, amiga, hija, necesitaba para su día a día y desde ahí crear.

Luego vinieron años de crecimiento, entusiasmo, esfuerzo, nuevas ideas, nuevos materiales: el cuero. Una evolución que hasta hoy, no termina. Evolucionamos con cada temporada, buscando siempre mantener el foco en lo que más importa: recorrer con cada mujer, su mundo.

Y no, Florencia no es mi nombre, pero es mi sueño y mis noches sin dormir, es mi orgullo y mi entusiasmo, es mi alegría y satisfacción. Por que cada vez que camino por las calles, voy a una fiesta, a una reunión y veo una mujer con una Florencia, siento que una parte mía es parte de su vida.

Vivi.